31.7.09
57.

One ticket to Budapest. Sólo uno. Para dentro de 5 días. El próximo lunes me voy de República Checa en tren hacia Hungría. Me quedan poco más de 100 horas para hacer todo lo que no hice en Praga en estos últimos 30 días. Por ejemplo, subirme a la Petřínská rozhledna, que es una especie de torre Eiffel más pequeña y desde donde dicen se observa toda la ciudad.

roy
56.

Lo peor es que no recuerdo haber pagado todo aquello

Cuenta regresiva para el despegue:

10. Sangre de dragón + alcohol de quemar en el organismo, check.
9. Cerebro maquinando fuera de control, check.
8. Sensación corporal nula, check.
7. Visión distorsionada multicolor, check.
6. El extraño niño mandarín que me empujaba por canales hiperpoblados –llamémoslo transporte hacia la plataforma de lanzamiento – check.
5. Y hermético en mi traje químico, contemplé el público que se congregaba en este callejón/videogalería con banderitas rojas flameando y remeras holográficas y lentes 3D.
4. Frente a la torre-cohete dorado, y los elegidos entramos y subimos.
3. Recuerdo haber firmado. En el ascensor una pantalla con formularios chinos; apoyé la yema del dedo y zhic! Huella y sangre registradas.
2. Turbinas que rugían. Avanzamos por el túnel hacia la Luz.
1. La Luz es Ventana y había marcianos – o chinos, que es lo mismo – en la cabina.

0. Despeguen!!!

Y ¡Zás! Me empujaron. Aire frío, súbita adrenalina en la noche incandescente de Hong Kong, volando, cayendo hacia (y antes que mi cabeza piense “fuck!”) una colchoneta gigante con la cara de Larry King allá abajo pero no había que desviarse en la caída y Crack! Esa era mi pierna derecha.

Raf.
30.7.09
55.

La computadora portátil que me había comprado en Tokio dejó de funcionar misteriosamente apenas pisé Praga. Imposible intentar con algún service aquí. Por el idioma, obviamente. Al principio quise aprender algunas palabras, oraciones y frases, pero no hubo caso. Es complicadísimo, la gramática cambia según la persona con la que hables y el sonido de las palabras es muy duro. A la semana ya ni me preocupé, y comencé a utilizar el lenguaje universal de señas del viajero (dónde, cuánto). Así que preferí no tener que lidiar con técnicos, servicios de atención al cliente y demases, y tampoco daba para molestar a Tereza en el poco tiempo que tenía libre, entonces dejé la compu dentro de mi equipaje y me hice habitué de un cyber atendido por un sudafricano buena onda. El local quedaba a un par de cuadras del depto, en la zona sur de Malá Strana, muy cerca del famoso Lennon Wall, del otro lado de la Plaza del Gran Priorato. Esa fría mañana, luego de haberme comprado un panecillo en una panadería de Lázeñská, me senté frente a mi computadora preferida, la que estaba próxima al gran ventanal, y vi el mail de Raf. Y le contesté. En unos días nos encontraríamos en Budapest.

roy
28.7.09
54.

Se me apareció el chinito sangriento este. Te decía: yo fumando, bahía de Hong Kong, niebla, algas fritas y esas bolsas de basura con brillantina o rojo flúo que vuelan por todas partes... y se me acerca este pibe, que no es que sangraba ni nada. Pero tenía algo enfermo con la sangre.
- Friend, friend - me dice. Y te traduzco porque el resto siguió en inglés.
- Ni hao friend! - me dice - ipod? xbox? music? woman chiky chiky? opio? arma? - me ofreció primero. Tendría 8, 9 años. ya me habían ofrecido mucho de eso y ya había acepado gran parte también. No, eso no me interesaba. Y el chinito sangriento lo supo:
- Ok... no policia ah? -
Negué con la cabeza. "No policia"
Y entonces entró a ofrecerme todo lo otro. O sea, lo no-material. Carne, sangre, bichos vivos, órganos... - Semen de ballena? -y sonreía. No. "Ojos de panda?" No. "Gatitos siameses verdes?" No.
Sangre de dragón? ... Sangre de dragón? ...
Sí.
Wow. Lo seguí por más calles espejadas y cruzando puentes y bajando ascensores hasta lo que parecía la entrada a un hospital pero no era nada que tuviera nombre. Era estadio, feria, freak show, ring, humo, cicatrices, trajes caros y sudor y putas y carajo, había de todo en este garage de variedades. Payasos que hacían malabares con sus lenguas quirúrjicamente largas, Sumo de raquíticos, una pileta de cerveza donde podías cazar tus propios frutos de mar ebrios... y los dragones. Me senté. El chinito me trajo un vasito de plástico con algo rojo que olía a vodka. En la arena se abrieron las dos jaulas. Y salieron los dos dragones.
Después googlié: los dragones de Comódo están en extinción y encima son caníbales. Su mordedura no corta mucho, pero penetra e inocúla una saliva apestosa que te mata en pocas horas. Como son los únicos depredadores de la isla que habitan, no conocen el peligro y atacan lo que sea que consideran que los agredió.
En este caso, había dos señores disfrazados de Sandokán, cada uno junto a una jaula, y cuando los dragones salieron, los dos hicieron lo mismo: rebanarle la cola de un machetazo a su dragón.
Y ahí te tomás el contenido del vasito y es una porquería, puro alcohol y otra cosa, pimienta, ácido pero no te queda otra que tragar todo con asco y furia mientras los Sandokán corren por la arena bañando a los de adelante con chorros de sangre fría y los bichos ahí en el medio se reconocen mútuamente como agresor y se hacen pedazos en pocos minutos.
Salís aturdido, shockeado, de la mano del chinito sangriento, y sin saber a dónde te lleva ahora.

Raf.
24.7.09
53.

El baño del departamento de Tereza era el lugar más frío del mundo. Recuerdo una noche que volvía caminado apurado por Mosteká, y me metí al baño del McDonald's de enfrente al imaginar la baja temperatura que me esperaría en esa especie de congelador con inodoro, pileta y bañera. La razón de tal microclima se debía en principio a los techos altísimos del departamento, tercer y último piso de un edificio en la zona de Malostranke. Pero además allá arriba, en un rincón inalcanzable, había una ventanita. Tereza decía que con esfuerzo, con ayuda de una escalera firme, y metiendo la cabeza por el pequeño cuadrado, se podía ver el Vltava desde allí. Cuestión que quién lo haya intentado algo habrá roto o forzado y desde entonces la ventana nunca pudo volver a cerrarse bien. Así es como un chiflete de dos centímetros aproximadamente deja entrar una corriente de aire que encuentra refugio junto a los los azulejos y hacen casi imposible una estadía de más de 2 minutos en el baño. El resto de la casa estaba bien. Calefaccionada y confortable, pero el toilette era la excepción. No exagero si digo que había que abrigarse para entrar.

roy
52.

De todos los lugares siempre me llevo algo. Sin embargo me costó hacerlo en Praga. Los checos son gente rara. No voy a negar que los japonenes, los chinos o los indios no lo sean. Pero uno se espera que lo sean, Están del otro lado del mundo. Lo extraño sería que sean parecidos a nosotros. En cambio acá, Europa, occidente, la expectativa es encontrarse con gente más o menos con costumbres similares... Bah, no. Costumbres no. Hasta los uruguayos tienen costumbre diferentes a las nuestras. Me refiero a su modo de ser, de vivir, de pensar... En estos 30 días en la "Madre de las Ciudades" no logré entablar una relación en serio con ningún checo. No me hice amigo de nadie. Me resultó dificilísimo hacerlo. Tal vez porque venía de oriente donde nunca pretendí nada más que tener contactos ocasionales con los nativos, hacer vida de turista, recorrer, hacer fotos y más que nada conocer el lado oscuro de la tierra (¿?). Entonces supongo que tampoco ellos estarían predispuestos a hacerse amigos de un flaco que aparentemente no demostraba un interés genuino en ellos.

roy
51.

Un mes en Praga es demasiado. Todo muy lindo, mucha cultura, muchos puentes hermosos, muchas catedrales y castillos bellísimos, monumentos, historia, etc, etc, pero ya. Basta, necesitaba moverme un poco, volver a la adrenalina de los primeros días de esta aventura, a la incertidumbre de no saber dónde pasar la noche del día siguiente... y encontrarme con Raf que no lo veía desde hacía un tiempo largo... De hecho, creo que nos habíamos separado en la India. Yo preferí evitar la parte oeste del continente asiático y me vine directamente para acá. Supongo que él se habrá quedado unos días en Bombay y de ahí, vaya a saber cómo, con algo rápido y barato, terminó en Medio Oriente. Supongo también que estará vivo. Siempre se las ingenia para atravesar los lugares como un espectador invisible. Además fue hace poco que recibí un mail, si no me equivoco desde alguna parte de Israel, y me decía que para estos días estaría en Europa central. ¿Alemania? ¿Hungría?

roy
21.7.09
50.

Ok, rewind. Como te digo, que estaba en este páramo del extremo y desolado oeste de China (sin saberlo), con la pierna derecha rota a la altura del fémur. En un estado semiagónico delirante hipersensible gracias al opio - lo cual consiste en escuchar escorpiones dentro de tu cabeza, en ver pasar la Estación Espacial Internacional a 2000 por hora por el cielo dejando una estela de telgopor violeta, en sentir arena en las venas y variados otros eventos de esa calaña.
De algún modo zafé. Esa es otra historia.
Primero veamos que serie de circunstancias azarosas e ineludibles me pusieron en este estado, en este lugar.
¿Cuánto? ¿Un mes atrás?

Estaba en Hong Kong, más específicamente en un paseo de la bahía, fumando. Era de noche. Ya habíamos conocido Tokio e Hiroshima y dios sabe cuántos laberintos humanos. Un turista cualquiera. Buscando ese algo especial que todos buscan. Dejar de ser turista. Dejar de ver desde afuera. Dejar el papel de extra en el video mental de 10 segundos de duración de otros 30 millones de extras.
Y protagonizar.

Raf
15.7.09
49.

"Two tickets to...." No. Me hubiera gustado acercarme a un pulcro escritorio de aeropuerto y pedirle exactamente eso a una bonita sonriente azafata de turno: pasaje, salida, agua, vendas, escape, socorro, lo que fuera.
Pero no había aeropuerto, ni azafata, ni escape. Lo que había eran piedras y viento y frío. Y más frío, y más piedras y desolación. Como en Marte y yo era el Pathfinder criky criky criky mis rueditas superlocas ahora bajando a un cráter, mi antenita recibiendo instrucciones con 47 minutos de retraso, mi camara sacando panorámicas del desierto rojo. De nuevo, no. Pero... ¿Dónde carajo estaba y cómo había llegado ahí?
No lo sabía entonces, pero estaba en el extremo oeste de China - o Región Autónoma del Tibét - en las cercanías del lago Longmucuo. Long.
Y había llegado en una camilla de bambú arrastrada por un asno.

Raf.