1.4.06
6.
Tirado en una comodísima y gigante cama en la habitación del hotel, hacía zapping en mute a una velocidad de cinco canales por segundo y trataba de recuperarme del famoso jet lag. Del otro lado de la ventana ruidos, luces de neón y cemento infinito. Las siete millones de horas de avión no sirvieron para nada más que acumular fracasos. Las estudiantes nordicas era muy simpáticas, me senté con ellas, nos reimos mucho pero no me pude llevar al baño a ninguna. Y eso que te juro que probé y intenté con todas y cada una de ellas... Tampoco pude ver ninguna película. La mitad ya las había visto y el resto no me interesaba. La aeromoza nipona nunca me devolvió ni medio perro, y por ser tan perra, cada vez que la veía venir me levantaba y le pasaba por al lado y le tocaba la cola...

roy

1 comentarios:

Anónimo dijo...

y vos??? te la pasaste todo el viaje molestando, haciendo preguntas tontas y mirando películas aburridísimas!!!