21.7.09
50.

Ok, rewind. Como te digo, que estaba en este páramo del extremo y desolado oeste de China (sin saberlo), con la pierna derecha rota a la altura del fémur. En un estado semiagónico delirante hipersensible gracias al opio - lo cual consiste en escuchar escorpiones dentro de tu cabeza, en ver pasar la Estación Espacial Internacional a 2000 por hora por el cielo dejando una estela de telgopor violeta, en sentir arena en las venas y variados otros eventos de esa calaña.
De algún modo zafé. Esa es otra historia.
Primero veamos que serie de circunstancias azarosas e ineludibles me pusieron en este estado, en este lugar.
¿Cuánto? ¿Un mes atrás?

Estaba en Hong Kong, más específicamente en un paseo de la bahía, fumando. Era de noche. Ya habíamos conocido Tokio e Hiroshima y dios sabe cuántos laberintos humanos. Un turista cualquiera. Buscando ese algo especial que todos buscan. Dejar de ser turista. Dejar de ver desde afuera. Dejar el papel de extra en el video mental de 10 segundos de duración de otros 30 millones de extras.
Y protagonizar.

Raf

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