2.10.09
66.

Como el tren venía de Alemania, me imaginé a un par de rubias con trenzas tomando cervezas idem y riendo a carcajadas. O al menos a un par de borrachines berlineses compartiendo chopps de cerveza negra espumosa... Pero no. Nada. Sólo dos de los taburetes redondos de la barra del vagón-restaurant/bar tenían una persona encima. Un gordo con sombrero de cowboy y la que aparentaba su mujer, una rubia platinada de grandes pechos y vestido largo ocupaban los últimos dos lugares, allá por el otro extremo del vagón. Por un instante me sentí en Las Vegas...

Cuestión que me senté en la otra punta y en inglés le pedí al mozo que me sirva un trago fuerte y que me haga dormir.

Ni idea lo que me dio, pero la bebida de colores quemó mi garganta y a los 3 minutos ya estaba de vuelta en mi asiento, con la cabeza apoyada en el vidrio y en estado alfa.

roy.

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