7.10.09
70.

No sé cuánto dormí, pero logré descansar. En unos minutos caí que estaba de nuevo en otro país y que no podía quedarme más tiempo en esta habitación, por más amplia que sea, por más cómoda que esté la cama, por más grande que sea la pantalla de LCD con porno pay-per-view, por más tentador que se vea la ducha escocesa...

Apenas salí del ascensor, Peter me llamó desde el front desk. Me pasó un sobre con mi nombre y me dijo que Rafa había llamado y preguntado por mi, otra vez. Dentro del sobre había un papel membretado del hotel, y en una inconfudible caligrafía, una dirección y dos palabras:

Traé malla.

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